Nada puede hacer que de tu cabeza salga esa imagen, esa primera impresión que tuviste de él, ese instante en el que pensaste que a partir de entonces serías Feliz , sin embargo las cosas dan la vuelta.
¿Y ahora qué?
Ni si quieras le quieres ver, porque sabes que esa perfección ya no es tuya, que nunca lo ha sido, que jamás la será, porque no tiene dueña, porque es imposible de conseguir, porque tienes que satisfacerte si la has tenido por un momento en tu poder.
¿Y ahora qué?
Solo quieres ver que se aleja,no quieres que vuelva, que la ilusión venga de nuevo para que se esfume rápidamente, no quieres nada de eso.
¿Y ahora qué?
Confesarás que te mueres cada día por verle, que solo buscas poder encontrar esa perfección aunque no sea tuya, pero es lo que te hace sonreír apenas unos segundos, y desear una y mil veces tenerla aun que sea solamente durante un instante.
¿Y ahora qué?
Aclararás que no quieres que se vaya, que cada vez que desaparece queda aún su imagen en tu mente, porque es lo único que quieres ver, a Él, y querer que vuelva esa ilusión por muy rápido que se te vaya a ir, los segundos que la tengas nadie te los puede quitar y siempre los vas a recordar.
¿Y ahora qué?
Ahora dirás claramente lo que sientes, sin rodeos, bien alto y sin miedo de que los demás lo sepan...
Ahora es momento de confesar que, Le Quieres. (L)

Lo das todo por algo o alguien, pero las cosas no salen como te hubiera gustado.
Te hacen daño, haces daño, y, poco a poco, empiezas a pensar que no merece la pena seguir peleando, que no hay nada en este mundo que merezca la pena.
Lo has perdido todo. Y, ahora, ¿qué vas a hacer?
Lo más normal, es llorar. Pero llega un momento en que te quedas sin lágrimas. Luego, hay quienes piensan que desapareciendo, todo se solucionará. Es una opción cobarde, pero es una opción, como otra cualquiera.
Y luego, está la opción de seguir, fingiendo que no ha pasado nada, que estás bien, aunque por dentro estés más rota que un jarrón de cristal que cae de un quinto piso.
Es entonces cuando aparece algo con lo que, cegada por tu dolor, no habías contado. Algo que siempre ha estado ahí, en lo bueno, en lo malo, y en lo normal.
Ahí están ellos, tendiéndote la mano, para que vuelvas a levantarte, peleando para volver a verte sonreír, y para calmarte el dolor que sientes.
Lo he perdido todo, seguro que has pensado eso más de una vez. Pero lo cierto es que, en los momentos en que crees haberlo perdido todo, sigues conservando algo que nunca perderás. Se llama amistad.
Existe para curar las heridas que deja la gente, que deja el amor, las ilusiones rotas, las pérdidas. Todo lo malo desaparece, cuando te das cuenta de que tienes verdaderos amigos.
Dime, cuando lo has perdido todo, ¿por qué luchas?
Aunque me vaya a costar levantarme, me levantaré y pelearé. ¿Y sabes por qué?
Porque tengo amigos por los que pelear.